miércoles, 14 de octubre de 2009

La Vieja Del Monte


Era una muchacha, muy linda, muy interesante, orgullosa como ninguna y despreciativa como la más. Tuvo infinidad de pretendientes pero uno solo no consiguió conquistar su sensible corazón.Pero un día llegó al pago donde vivía un forastero que se enamoró perdidamente de ella, sin que tampoco él, le fuera enteramente indiferente. Esta de por medio, sin embargo, su orgullo, de modo que ahogó el amor que el joven había logrado despertar en ella con la indiferencia y, a pesar de verse en repetidas ocasiones y confesarle aquel su inmenso cariño, no consiguió obtener una respuesta definitiva, ni siquiera una esperanza.Dejo transcurrir algún tiempo pero ante el silencio de la orgullosa muchacha, el joven recurrió a los malos oficios de una bruja, siempre en la esperanza de conseguir su amor. "Te iras -le dijo aquella- muy lejos donde ella ni nadie pueda saber nada de ti y no volverás hasta que ella te llame, lo sabrás, porque un día sentirás un deseo incontenido". Así lo hizo esa misma noche.La orgullosa muchacha sintió de inmediato una atracción inexplicable hacia el ausente y estuvo a punto de hacerlo llamar a correr a su lado. Pero nuevamente su orgullo pudo más que su pasión y en esa lucha tenaz fueron pasando los días, las semanas, los meses, los años largos y penosos que dejaban en su cuerpo y alma las huellas implacables de la vejez. Entonces tuvo un motivo más para continuarla.El encantamiento entre tanto, iba obrando lento pero seguro y así fue que un día, empujado por su acción volvió el mozo, pero cual no sería su desazón y su pena al encontrarse con una vieja. No quedaba nada de aquella mujer interesante y bella que casi había llegado a enloquecerlo de amor y que años antes había sido el ideal de su existencia,, ni la sombra y preso de inmensa amargura y dolor, huyó del pago sin dejarse ver y para no regresar nunca más.El orgullo de la muchacha había sido castigado cruelmente. Enterada de la verdad corrió tras él hasta el monte vecino donde debía verse y al no hallarlo comenzó a gritar desesperadamente, llamándolo, pero fue en balde. Se internó en él y nadie más pudo verla, sólo sus gritos eran oídos cada atardecer y cada noche y lo seguirán escuchando generación tras generación, pues ese es su castigo.Hay quién afirma que su enamorado era el Sol (Cuarajig) y es por eso que la Vieja del monte esta mirando fijamente el astro rey desde su aparición hasta su muerte tras el lejano horizonte.-

Fuente:www.oni.escuelas.edu.ar/olimpi98/Mitos-y-Leyendas-Correntinas/L_lavieja.htm

miércoles, 7 de octubre de 2009

La dama vestida de blanco

En distintas ciudades de la Argentina circula este relato, con algunas variantes mínimas, que tiene como protagonista a un joven que concurre a una fiesta, baile o lugar de diversión nocturno. Allí conoce a una bella muchacha de vestido blanco a la que invita a bailar y de la que se enamora instantáneamente. A cierta hora de la noche se ofrece a acompañarla hasta su casa y le presta su abrigo para protegerla del frío. Al día siguiente, el muchacho vuelve a la casa de la joven con intención de verla nuevamente y es atendido por los padres de ella, quienes con sorpresa y estupor le informan que la muchacha ha muerto uno o dos años antes. El enamorado no entra en razones, motivo por el cual los afligidos progenitores lo llevan hasta el cementerio con el propósito de que, al ver la tumba, el muchacho se convenza de la verdad de sus dichos. Al llegar a la tumba, la estupefacción estalla en los tres, al descubrir que sobre la lápida descansa el abrigo que el muchacho le había prestado a la joven la noche anterior.

fuente:http://www.nocturnabsas.com.ar/forum/discusiones-generales/193008-mitos-urbanos.html

mitO UrbanO De la Provincia de Corrientes


La Dama de la Vela

Cuentan los habitantes de la ciudad de Corrientes que en el edificio de la Escuela Normal “Juan Pujol”, una antigua construcción señorial, suele verse por las noches a una bella joven, hermosamente vestida con un largo traje de encaje blanco y una capa de pana roja, recorriendo los pisos y escaleras de mármol con una vela encendida en la mano. Ante las primeras luces del alba, la misteriosa criatura se desvanece.